la lista de marras

Soy de esos que hago listas para todo. Me gustan las listas. Listas de la compra que luego no miro en la tienda de fruta, listas para hacer la maleta de un viaje que luego no me da tiempo a utilizar porque media hora antes de salir preparo el equipaje, listas de libros que quiero leer y nunca lo haré porque al mirar la cantidad de libros que están a la espera sé que no voy a tener tiempo material, listas para hacerme una colección de música que luego no hago porque ya hay por ahí unas colecciones muy bien hechas… mi hermana suele hacer unas listas cojonudas de buenas de bares y restaurantes a la última y con un precio de ganga que esas, casualidad, sí que suelo utilizar.

Lista

Hay otras listas que he conocido y hubiese preferido no hacerlo. Las listas de las próximas personas que estaban en riesgo de ser detenidas, torturadas, encarceladas… Con la distancia sonrío al escuchar a gente sorprenderse por la existencia de ese tipo de listas. Yo, afortunadamente, no pasé de candidato. Varios amigos y amigas fueron chequeados en ellas. En fin, que no todo en este blog va a ser buen rollo, esto es lo que hay. A quien no le guste que pase al blog del happy de turno.

Y en estas estamos, a cinco de enero, pasados varios días de las uvas, sin rastro de la resaca de Año Nuevo e inmersos en la vorágine que nos llevará al 24 de mayo. Y a casi una semana del comienzo de 2015 no he hecho la lista para el nuevo año, esa que, unos consciente y otros inconscientemente hacemos con algún objetivo a realizar. Y me da la risa. ¡Como para listas estoy yo!, he pensado al imaginarme haciéndola. Y es que este tipo de listas tiene una serie de elementos que inevitablemente, de una u otra manera, siempre aparecen en ella.

Hacer ejercicio. En todas sus variantes. Apuntándote en un gimnasio en el que te vas a aburrir, yendo a correr mientras tu rodilla izquierda te recuerda que es mala idea, comprándote unas mallas con las que te sientes tan ridículo, con un reloj que cuenta las calorías que has sudado, apuntándote en la media maratón de turno porque parece ser que eso es lo que se hace llegado a los cuarenta, y así unas cuantas más, siempre que pases por caja o hagas lo que todo el mundo.

Y he pensado que sí, que tengo que hacer ejercicio, que me lo apunto. Mens sana in corpore sano, decía Juvenal y a ello voy. Voy a respirar esta vida hasta que me llene, voy a bailar en casa hasta que suba la vecina de abajo (suerte que solo está la mitad del año), voy a retomar esas asanas de yoga que mi cuerpo tanto agradeció una vez, voy a practicar el sexo cada vez que pueda, o me dejen, voy a disfrutar paseando más por Iruñea y haciendo mala hostia porque pone solo calle Mayor kalea, voy a estar cinco minutos conscientemente en silencio, sin pensar (voy a tener que practicar mucho), voy a comer y beber con medida y disfrutando, sin prisas, y el día que no tenga medida lo disfrutaré también, seguro. Y voy a quererme mucho, porque eso también es un buen ejercicio, quizás uno de los mejores, qué duda cabe.

Aprender inglés o algo nuevo. Apuntándote en la academia que te cobra un ojo de la cara porque una vez más en septiembre no te cogieron en la Escuela Oficial de Idiomas, pagando para que te enseñen la última técnica de amasado de pan en un lugar muy chachi y guay, sacándote un título de submarinismo porque, chico, el fondo del mar es precioso y comprándote todos los fascículos estupendos que salgan estos días sobre la fascinante historia de la Segunda Guerra Mundial, un curso de caligrafía y la última colección sobre la historia del cine sin la que no vas a poder seguir viviendo en esta ciudad tan tan cinéfila en la que cada vez hay menos cines.

Y sí, claro que sí, me voy a poner manos a la obra. Voy a seguir descubriendo y gozando con el euskera y quizás algún día me atreva a sincerarme con el idioma que nos hace Pueblo (soy consciente de ello), continuaré con mi autoaprendizaje, aprendiendo porque sí, porque quiero, y formándome en tantos temas que me toca gestionar de una u otra manera y dejándome aconsejar por quien más sabe, aunque no sea doctor ni tenga título que valga. Seguiré aprendiendo de mis mayores que conocen la vida de verdad, aunque solo sea porque llevan más años que tu en esto, y aprenderé de los que tienen la mitad de años aunque solo sea porque tienen una frescura que tu ya has perdido en gran medida. Seguiré leyendo cada noche y prometo, esto sí, ser más exigente con algunas lecturas y ser capaz de dejar las que no me gusten. Hornearé pan en casa y me reiré cuando salga salado. ¿Y con el inglés que hago? Pues lo de siempre, nada. ¿Tu te crees que vas a tener tiempo de inglés este año? Je, pues eso brother.

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Tengo que terminar ya esta lista de objetivos para 2015. Venga, me lanzo.

Voy a reirme más, de mí, conmigo, con el resto y con la vida, que hay muchos motivos para reír. Voy a llorar cuando me de la gana y cuando me salga sin tener que pedir perdón a nadie (y al aita cuando se emocione y llore viendo el teleberri tampoco le voy a decir nada). Voy a disfrutar cada vez que una ola me de una voltereta. Voy a seguir sorprendiéndome con lo que pasa y preguntándome por qué pasa. Voy a subir montes y montañas para gritar en la cima. Voy a enamorarme y reír y a desenamorarme y llorar. Voy a seguir gritando y quejándome en la calle hasta que los chorizos se vayan y los presos y presas vuelvan a casa. Voy a cantar mucho más, hasta quedarme afónico. Voy a abrazar más a mis compañeros del bulego porque luego nos podemos echar la bronca con más confianza. Voy a seguir contando estrellas cada vez que la contaminación lumínica de Iruñea me lo deje. Voy a seguir escribiendo en este blog (eskerrik asko @ikertb-i gogoratzeagatik!). Voy a saborear más los momentos con mis amigos y amigas porque los necesito. Voy a seguir silbando cuando vaya en bici. Voy a disfrutar con las ocurrencias de los más txikis. Voy a besar más, mucho más de lo que lo hago, porque un beso es cariño, amistad y amor (y a veces traición). Voy a ver más puestas de sol. Voy a seguir descubriendo. Voy a dormir con una sonrisa en mi boca.

Y voy a hacer felices a los demás siempre que pueda, porque eso me hará a mi más feliz.

Urte berri on!

Publicado por Daniel

Ciudadano en alerta de un planeta que estamos aniquilando, en búsqueda permanente, enamorado de la escucha y del inmenso silencio. Todo por escuchar. Lecturas escogidas, siempre.

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