El silencio en nuestras vidas es un secreto oculto que la mayor parte del tiempo no se reconoce, pero que está siempre disponible.
Adam Ford es un pastor anglicano ya jubilado que vive en el sur de Inglaterra. Me recuerda a mi abuelo Gregorio, con ese pelo blanco y una gran sonrisa que deja ver su perfecta dentadura postiza. El señor Ford fue uno de los sacerdotes adscritos a la Capilla Real al servicio de la reina de Inglaterra, capellán en un colegio de Londres y vicario en un pueblo molinero de Yorkshire. Y además de todo eso, que imagino que dará para una interesante biografía, tiene un máster en religiones de la India y suele dar conferencias sobre budismo, hinduismo y astronomía. Y aparte, escribe libros. Libros sobre el momento presente y cómo ser conscientes del mismo. La editorial Siruela, en su fantástica colección Tiempo de Mirar, ha publicado varios títulos suyos, uno de ellos el que voy a comentar en esta entrada: En busca del silencio. La atención plena en un mundo ruidoso.

El caso es que Ford en este libro nos habla primero de su propia historia en la búsqueda de silencio, en cómo al principio era una búsqueda un tanto desordenada que, de forma lógica, fue ordenándose. Y descubrió que en donde más fácilmente encuentra el silencio es en la naturaleza, porque no todo el mundo encuentra el silencio de la misma manera. En un siguiente capítulo hace un recorrido por personas de diferentes lugares, creencias y épocas que buscaron el silencio de una manera u otra. Continúa hablando sobre el lado oscuro del silencio, que también lo tiene, los miedos que puede generar o el empleo del mismo como forma de tortura. Esta forma de tortura se practica en muchos lugares, incluido el Estado español que dispone y emplea las celdas de aislamiento en todos sus centros penitenciarios. En el cuarto capítulo diserta sobre el silencio en la naturaleza, un silencio entendido como no hablar con otras personas, ni que nos hablen, ya que la naturaleza, siendo fuente de silencio, tiene su propio sonido siempre. Habla después del silencio del monasterio, algo por lo que han apostado miles de personas a lo largo de los siglos en todas las culturas. El último capítulo es una guía sobre cómo lidiar con el ruido actual de la sociedad (sobre todo urbana).
Como introducción a este Año del Silencio me ha parecido un buen libro. Me ha gustado la pedagogía de sus palabras y sobre todo es importante que el libro está escrito desde la propia experiencia personal. Un libro absolutamente recomendable para quienes quieran comenzar a explorar la posibilidad de un mundo más silencioso.