Ayer, 1000 periodistas atendían en el Parlament catalán las palabras que el President iba a pronunciar a las seis de la tarde. ¿Proclamaría la independencia de Catalunya? Pero más allá de una foto extraordinaria, que es pura comunicación política, se quedaron con las ganas. El honorable Puigdemont dijo que una hora más, que tenía algo que hacer y que se retrasaba el comienzo del pleno. En la cita más importante como President de la Generalitat va y decide retrasar todo una hora. Oye, qué tranquilidad.
A las siete de la tarde, finalmente, comenzó el pleno parlamentario. Puigdemont comienza a hablar y se refiere a la ciudadanía que votó el pasado 1 de octubre. Dice que asume el mandato de que Catalunya se convierta en un Estado independiente en forma de República, pero añade acto seguido y «con la misma solemnidad» la propuesta de suspender los efectos de la declaración para abrir un diálogo con el Estado que permita una solución acordada. Las caras largas en las calles de Barcelona son visible y en el propio hemiciclo, en algunos grupos como el de las CUP, también. ¿Por qué el President declara la independencia y momentos después suspende los efectos de la declaración? ¿Qué consecuencias inmediatas tiene todo eso?
En esta partida de ajedrez en el que, recordemos, el protagonista es el Pueblo catalán, los movimientos, todos, son imprescindibles para llegar al jaque mate. Y quizás algunos de esos movimientos, en el momento de realizarse, no se entienden. Pero como en cualquier partida de ajedrez, las jugadas hay que hacerlas con tranquilidad, pensando, con inteligencia, con perspectiva larga, sabiendo cuál es el siguiente movimiento o las posibilidades que se te abren, a ti y a tu oponente. Y en este caso, el oponente contaba con la casi seguridad de un solo movimiento. Y se ha encontrado con un movimiento diferente.
Por de pronto, lo que ha conseguido es descolocar al gobierno de Rajoy que, como elefante en cacharrería, minutos después de la declaración del President, ha hecho la declaración que tenía preparada para el movimiento que pensaban que se iba a dar. Como si nadie les hubiese pedido diálogo. Y lo ha hecho en un burdo intento de que nadie les mirara a ellos. Porque esa ha sido una de las primeras consecuencias. Los más de 1000 periodistas presentes y los miles que seguían en directo el acontecimiento a lo largo del mundo, en ese momento han girado sus cabezas hacia la Moncloa. El President ha abierto un plazo para dialogar con el Estado y acordar una solución a la situación. Y ante una petición de diálogo, petición que, por cierto, se hacía desde algunas fuerzas políticas del Estado y, sobre todo, desde instancias internacionales, no hay mucha respuesta posible. Es decir, si el gobierno de Rajoy no dialoga, va a tener que dar muchas, demasiadas explicaciones y si dialoga, su debilidad va a ser patente. Haga lo que haga, su credibilidad se va a ver afectada. La otra cuestión es que ya nadie habla de «asunto interno». El proceso de independencia catalán se ha situado en los primeros puestos de la agenda internacional. De hecho, incluso el gobierno estadounidense ha «sugerido» diálogo entre las dos partes.
Con esa capacidad e inteligencia que suelen demostrar los poderes del Estado en estas ocasiones, a las horas de haberse producido la declaración y suspensión de la independencia, ya podemos leer los mismos términos que cuando ETA declaraba una tregua. En esta ocasión hablan, directamente, de «diálogo-trampa» y el primer partido de la oposición, el PSOE de Sánchez, habla de «abuso de la buena fe de los que pedían el diálogo». Toma ya. Con total tranquilidad. Rivera pide directamente la aplicación del artículo 155 para suspender la autonomía catalana.
Veremos si este ha sido el movimiento idóneo o se han confundido. Por de pronto, todos los partidos a favor de la independencia siguen demostrando su altura de miras, estén o no de acuerdo. La declaración de independencia ha sido firmada. En estas estamos. La partida continúa y se juega en Catalunya. Ellos y ellas son los protagonistas. La ciudadanía de Catalunya que votó pese a la represión española el pasado 1 de octubre a favor de la independencia. Espero que nadie les decepcione. Yo no tengo ninguna duda de que la movilización popular va a seguir siendo clave en el éxito de la partida para Catalunya. ¡Estamos con vosotras y vosotros! Besarkada bat!