
Dieta depurativa. Necesaria. De esas que suelo hacer de vez en cuando, bajo estricto control profesional. Limpieza del organismo tantas veces maltratado con el ritmo de vida. Y a la vez un catarro. El cuerpo, por sí solo, en su inmensa sabiduría, también ha decidido limpiarse de otra manera. Así que no quedaba otra. Limpieza y orden en casa. ¿Y después? Pues después me he lanzado a tirar. ¿Tirar? Si, a tirar ataduras. Papeles viejos que guardaba como guardianes de una vida ya pasada. Los importantes han sido escaneados con la cámara del móvil y convenientemente archivados. Carpetas, portafolios, archivadores, colecciones empezadas y sin acabar. Periódicos viejos testigos de una gran noticia. Noticia que en ese momento viví y eso es lo importante. Pero ya pasó. Total, 3 grandes bolsas de papel llenas hasta los topes. DVDs viejos, con películas que hace mucho tiempo que no veo. Oye y ¿si me apetece un día verlas? Pues las veo en cualquier plataforma digital. Hay para elegir. Me he quedado con unas pocas de Shakespeare y de conciertos de música clásica. En la próxima limpieza caen. Camisas y camisetas, pantalones y zapatillas que ya no uso, por viejas, porque no me cierra el botón o simplemente porque ya no me gustan. A los traperos. Lapiceros medio gastados, bolígrafos que no escriben, libretas llenas. Otra bolsa. Me he quedado con los cuadernos que voy a poder utilizar. Creo que ya no voy a tener que comprar papelería en 4 o 6 años. Y me jode. Porque es un vicio. Y en estas estamos. Me queda revisar los libros, los CDs, los titos, mochilas y artilugios varios. Ataduras. Así de simple. Y no todo va a la basura. Algunas cosas se pueden regalar, donar o incluso vender. Pero hay que quitárselas de encima. Y oye, no sabes la paz que da lo de tirar. Sencilla y llanamente quitarse un peso de encima. Libera. Y en estos tiempos, liberarse un poco y conseguir algo de paz de una manera tan simple, aficiona. Así que cuando termine, me paso por la cocina, porque por el baño ya me pasé y también llené una buena bolsa. Y después, una segunda ronda. ¡Y a vivir! Inspiro, espiro. Ni tengo, ni estoy. Soy.