ataduras

Image by Scott Webb

Dieta depurativa. Necesaria. De esas que suelo hacer de vez en cuando, bajo estricto control profesional. Limpieza del organismo tantas veces maltratado con el ritmo de vida. Y a la vez un catarro. El cuerpo, por sí solo, en su inmensa sabiduría, también ha decidido limpiarse de otra manera. Así que no quedaba otra. Limpieza y orden en casa. ¿Y después? Pues después me he lanzado a tirar. ¿Tirar? Si, a tirar ataduras. Papeles viejos que guardaba como guardianes de una vida ya pasada. Los importantes han sido escaneados con la cámara del móvil y convenientemente archivados. Carpetas, portafolios, archivadores, colecciones empezadas y sin acabar. Periódicos viejos testigos de una gran noticia. Noticia que en ese momento viví y eso es lo importante. Pero ya pasó. Total, 3 grandes bolsas de papel llenas hasta los topes. DVDs viejos, con películas que hace mucho tiempo que no veo. Oye y ¿si me apetece un día verlas? Pues las veo en cualquier plataforma digital. Hay para elegir. Me he quedado con unas pocas de Shakespeare y de conciertos de música clásica. En la próxima limpieza caen. Camisas y camisetas, pantalones y zapatillas que ya no uso, por viejas, porque no me cierra el botón o simplemente porque ya no me gustan. A los traperos. Lapiceros medio gastados, bolígrafos que no escriben, libretas llenas. Otra bolsa. Me he quedado con los cuadernos que voy a poder utilizar. Creo que ya no voy a tener que comprar papelería en 4 o 6 años. Y me jode. Porque es un vicio. Y en estas estamos. Me queda revisar los libros, los CDs, los titos, mochilas y artilugios varios. Ataduras. Así de simple. Y no todo va a la basura. Algunas cosas se pueden regalar, donar o incluso vender. Pero hay que quitárselas de encima. Y oye, no sabes la paz que da lo de tirar. Sencilla y llanamente quitarse un peso de encima. Libera. Y en estos tiempos, liberarse un poco y conseguir algo de paz de una manera tan simple, aficiona. Así que cuando termine, me paso por la cocina, porque por el baño ya me pasé y también llené una buena bolsa. Y después, una segunda ronda. ¡Y a vivir! Inspiro, espiro. Ni tengo, ni estoy. Soy.

Publicado por Daniel

Ciudadano en alerta de un planeta que estamos aniquilando, en búsqueda permanente, enamorado de la escucha y del inmenso silencio. Todo por escuchar. Lecturas escogidas, siempre.

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