Justo un día después de no apoyar la exhumación de los restos de los generales genocidas, Mola y Sanjurjo, y de no apoyar el rechazo a las amenzas y pintadas contra el alcalde Joseba Asiron, el portavoz de UPN en Iruñea, Enrique Maya, se soltó con unas loas al Ayuntamiento franquista de 1953 que ni José María Pemán: “ El Ayuntamiento de 1953 tenía una amplitud de miras superior al actual”. ¡Vaya semanita me llevas, Enrique, vaya semanita! ¡Te has descocao del todo!

La cuestión para que el portavoz conservador haga semejantes declaraciones es la limpieza del zaguán, escaleras y algunos salones de la casa consistorial. Resulta que, desde que en 1951 se derribó y reconstruyó el antiguo edificio, no se había hecho ningún tipo de limpieza en el mismo. El rancio rastro dejado por años de gobiernos de UPN, se visualizaba perfectamente en la suciedad y oscuridad de paredes, en la raída alfombra ahora retirada, en una ornamentación recargada consistente, principalmente, en retratos reales de bastante mala calidad y en una puerta principal cerrada a cal y canto para que el búnker quedase a salvo de intrusos.
Con la llegada del nuevo Ayuntamiento del cambio se abrieron las ventanas para ventilar y sobre todo se abrieron las puertas de par en par para que cualquier persona pudiese acceder al edificio. Antes, en los años del Régimen, la puerta principal era de uso exclusivo para la corporación y poco más. El pueblo, llano y soberano, debía acceder por la puerta de atrás. Para la ciudadanía las alfombras y retratos estaban vedados. Se abrieron las puertas el año pasado y desde entonces cualquier persona puede entrar por delante o por detrás, como más guste, pues ya se sabe que, como en todo, en gustos no hay nada escrito. Se empezaron a levantar las alfombras y se sigue haciéndolo, hasta que ha llegado el momento de quitar moqueta, de pisar el digno marmol y de recordar una y otra vez que, al igual que en el marmóreo senado romano, quienes están en el Ayuntamiento representando a la ciudadanía lo hacen para cumplir la función de mejorar la vida de sus conciudadanos y conciudadanas. Se decidió pintar, más blanco, para darle más luz, la luz que el gobierno presidido por Asiron, se empeña en darle día a día y para ello se retiraron hasta doce retratos reales, de otros doce monarcas, todos ellos españoles y posteriores a 1512.
Empezando por Fernando de Aragón y terminando en María Luisa de Parma, el ascenso por las escaleras hasta el segundo piso estaba custodiado por las miradas de los Trastámara, Austria y Borbones. Y la verdad sea dicha, si por lo menos hubiesen tenido la calidad extraordinaria de los Austria retratados por Velázquez o los Borbones retratados por Goya, pues ni tan mal. Pero es que no es el caso, ni mucho menos. Los retratos realizados por Diego Díaz del Valle a finales del XVIII son de una calidad inferior, por no decir otra cosa, que por respeto al arte prefiero no señalar. Y lo dice el mendas, que no es, ni mucho menos experto en retratos, y también cualquier profesor de arte que haya pasado por delante de las narices reales o los mentones borbones. Aparte de esto resulta que solo había retratos de los monarcas españoles que usurparon el trono a la monarquía original navarra, usurpando de la misma manera parte de la historia de la ciudad. Ni rastro de Aristas, Jimenas, Champañas, Évreux, Foix y Albret. Esos, parece ser, no les gustaban, ni las testas reales para inmortalizar en retrato, ni mucho menos la soberanía que representaban. Pero además de este hecho, es evidente que las mujeres y hombres que hicieron real esta ciudad, que la construyeron y la levantaron con su trabajo, no tenía sitio en ninguna de las paredes del consistorio, porque sus vidas de peones no interesaban, tampoco, a quienes, tras la victoria nacional religiosa y después de llenar las cunetas de asesinados, decidieron levantar un nuevo edificio.
Y el peor de los sacrilegios que, por lo visto, ha hecho este ayuntamiento abierto y transparente ha sido el quitar un escudo de la dinastía borbónica. Policromado y tal, con mucha floritura como corresponde a la época barroca, pero escudo heráldico de la actual casa reinante en el Estado español. El escudo en cuestión se encontraba presidiendo el zaguán de la Casa Consistorial. No era el escudo de la ciudad o acaso el escudo de Navarra. No eran tampoco los escudos de los tres burgos que originaron la ciudad. No. Qué va. Era el escudo de una familia que, siglo tras siglo y sin que nadie los haya elegido, se han dedicado a vivir a cuerpo de rey.

Decía Maya que a Asiron y su gobierno municipal “no le gustan nuestros reyes”. Pues mira Enrique, no, a mí, en concreto, no me gustan por Borbones, por ocupadores y conquistadores y además por ser reyes. Vamos, que me gusta más la gente de la calle y tal. La currela. La de aquí y la de allí. Pero eso es otro tema.
No se si el alcalde Asiron y el gobierno municipal tienen intención de volver a colocar a esta recua mal pintada en las paredes de las escaleras. Por mi parte les pido que no lo hagan. Hay muchos otros elementos para embellecer las escaleras del Ayuntamiento. Cuadros de la colección del Ayuntamiento, fotografías antiguas, retratos de gente de esta ciudad que la han hecho posible, planos de Iruñea, obras de artistas locales. Lo que sea. Pero, por favor, que no vuelvan a poner esas caras que poco supieron y en nada se interesaron por esta ciudad que tiene más de 500 años de existencia. Muchos más años que un listado de reyes usurpadores.
Y seguid abriendo el Ayuntamiento a toda la gente. Para reuniones, para preguntar, para solicitar y para aportar. Y también para visitar su Ayuntamiento.
Eran africanistas, no habían echo otra cosa en su vida, como Franco, que mandar matar siempre a gente poco menos que desarmada, aparte de un tiempo en Marruecos, durante 200 años el ejército de este país no ha servido para otra cosa que…matar españoles, y la patria a quien han servido se llama, los poderosos de cada momento, como ahora y como siempre, estos dos en concreto, Emilio Mola y Sanjurjo protagonizaron golpes de estado fascistas el de Sanjurjo fue solo intento, pero el de Mola lleno de sangre este desgraciado país, cientos de miles de muertes y medio millón de refugiados…planearon asesinar a todo aquel que quería cambiar esa sociedad y vaya si lo hicieron, con ayuda de falangistas y requetes, la impunidad hasta hoy ha sido absoluta y ya era hora de que al menos no sigan dando nombre a nuestras plazas y calles ni presidir los lugares más emblemáticos…son asesinos, nada mas…y por cierto fue Franco quien mato a estos dos, le hacían sombra eran superiores en rango y prestigio entre los suyos y su fiel ayudante, compañero de promoción y paisano Lisardo Doval, se encargaba de quitarle competidores…
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