A tres semanas escasas del comienzo de los Sanfermines, los preparativos de las fiestas dan sus últimas puntadas. La fisonomía de la propia ciudad empieza a cambiar, el ritmo se eleva, son todavía muchas cosas que preparar y el tiempo se echa encima. Las diferentes programaciones están finalizadas y como nunca llueve a gusto de todo el mundo, las críticas, necesarias, llegan por diferentes lugares. Bienvenidas sean, sobre todo si son para aportar y construir.
Si en algo se ha caracterizado este curso ha sido en que ha sido un tiempo de poner bases, de emprender, de coordinar, de reflexionar y de debatir. Y ha sido un año de empezar a visualizar algunos cambios, los más vistosos los que se han producido en el propio concepto de ciudad. Hemos pasado de ser una ciudad que algunos querían con enfrentamientos y ciudadanía de primera y segunda, a ser una ciudad donde la diversidad es un valor y una riqueza que hay que proteger y promocionar. Hemos pasado de un Ayuntamiento utilizado como chiringuito, a un Ayuntamiento que escucha, dialoga, habla y gestiona para todo el mundo.
Entre los debates de este curso, se ha dado el del modelo de fiestas de Iruñea. Han sido varios los colectivos y agentes de la ciudad los que han trabajado en torno a este debate, tantas veces ninguneado por UPN y compañía. El modelo de fiestas es algo que hay que repensar y adecuar al siglo XXI. Ni Iruñea es la ciudad de hace veinte años, ni la sociedad es la misma, ni el papel de la administración y de los agentes sociales es el mismo. Y no es un debate cualquiera. Algunas personas llevamos años diciendo que es un debate mucho más de fondo que el tipo de fiestas que queremos, ya que, en realidad, de lo que hablamos es del modelo de ciudad. Como digo se ha comenzado el debate y va a continuar, en los colectivos y en el propio Ayuntamiento. Este curso el debate ha tenido unos frutos y no tengo ninguna duda que seguirá dándolos en el curso que viene. Porque es responsabilidad de todas y todos, de la calle y de las instituciones, reflexionar, escuchar, hablar y debatir sobre qué Sanfermines queremos para una Iruñea del siglo XXI.
Hay que hablar de cuál es nuestro papel, el de cada uno y una, de quién y cómo se organizan los actos de fiestas, del propio espacio festivo, de qué medidas vamos a poner en marcha para visibilizar esa diversidad de Iruñea, de cómo respondemos a las necesidades de la gente y joven, de las familias y de las personas mayores. También es vital abordar todo el tema de la paridad y el protagonismo de la mujer en la fiesta, de la necesidad de que nos conciencemos cada una y cada uno de nosotros en denunciar cualquier agresión machista y homófoba, por “ligera” que nos pueda parecer. ¡No hay agresiones ligeras! Hay que hablar sobre la cultura en Sanfermines, abrir espacios al euskera y las diferentes culturas presentes en Iruñea. Es muy importante abrir espacios para la aportación de cualquier vecina y vecino, de los colectivos de la ciudad y también es necesario, diría que inexcusable, abordar en este debate la importancia del respeto a la convivencia, del derecho al ocio y del derecho al descanso. Iruñea, ya lo hemos dicho muchas veces, no puede convertirse, de ninguna manera, en la ciudad donde se puede hacer lo que nos de la gana durante nueve días. No. Ese es el modelo que algunos nos han vendido durante años. En Iruñea, en Sanfermines, al igual que el resto del año, hay algo que es absolutamente necesario respetar: la convivencia entre quienes están de fiesta y quienes están descansando.
Decir esto, hablando de Sanfermines y según en qué zonas es, o por lo menos nos da la sensación de ser, cuanto menos, contradictorio. No lo creo. Como creo que el problema no es exclusivo de nueve días. Es un problema que hay que abordar, y de hecho ya se está haciendo, de una manera completa. Por eso el Ayuntamiento finaliza todos sus actos a las 2.30 de la mañana, porque es una hora “sensata” hablando de fiestas. Y por eso no entiendo la posición de quien dice que las 2.30 son una hora imposible de asumir… en una única plaza. Cuando el Ayuntamiento, este Ayuntamiento, está empeñado en ir solucionando el problema del ruido en Alde Zaharra, ¿por qué hay quien está empeñado en hacer un problema en donde no lo hay?
Es momento de responsabilidad y de visión de ciudad. No valen las posiciones partidistas, ni mucho menos los intereses particulares y personales. Si los colectivos de Herri Sanferminak han demostrado sensatez y responsabilidad, incluso rebajando el horario en Plaza San Francisco hasta la una de la mañana, ¿por qué hay quien se empeña en negarse a esta solución? ¿En qué fiestas se ha visto que la música acabe a la una de la mañana? Esa es la aportación que los colectivos de Herri Sanferminak hacen a la convivencia en Iruñea. Recojamos esa aportación y sigamos avanzando en la nueva Iruñea del siglo XXI.
El curso que viene será momento de retomar el debate, el festivo, el de la convivencia y el del nuevo modelo de ciudad. Es nuestro momento, por el que hemos luchado tantos años. Aprovechémoslo, con responsabilidad, con altura de miras y con diálogo.
Gora Iruñeko jaiak! Gora San Fermin!