En mitad de esta tarde de siesta y manta, lectura y música, me ha sobresaltado el tuit de Katakrak anunciando la muerte de un grande de la música y revolucionario de la interpretación. Ayer falleció el director de orquesta Nikolaus Harnoncourt.
Harnoncourt fue uno de los pioneros en la interpretación historicista de obras barrocas, sobre todo de Bach. Abordó a principios de los setenta la grabación completa de las cantatas bachianas, junto a Gustav Leonhardt, que si bien ha sido superada en muchos aspectos, queda como apertura de un debate que hoy en día continua en la interpretación de obras musicales según los parámetros historicistas y con el uso de instrumentos originales. Este vienés universal, curiosamente nacido en Berlín, nacido en el seno de una familia aristocrática, fundó en los años cincuenta, junto a su esposa, el Concentus Musicus Wien, con quien cosechó múltiples éxitos en la interpretación y dirección. Posteriormente tocó con varias orquestas clásicas, con instrumentos modernos, pero siguiendo las pautas de autenticidad histórica. Continuó siempre con Bach y otros compositores barrocos y se fue acercando a otras músicas, como la opereta vienesa o las sinfonías de Beethoven, que grabó también completamente.
Para mi siempre quedará su grabación del Oratorio de Navidad de Bach para la televisión austríaca, con un coro íntegramente masculino y utilizando a niños para las voces altas, una decisión que, posteriormente, muy pocos directores historicistas han seguido. Personalmente me gustan las voces de mujer y contratenores en este tipo de interpretaciones, pero el comienzo de ese oratorio, con unos timbales magistrales, me sigue sonando espectacular. Tus interpretaciones eran siempre auténticas. Luego vinieron los conciertos de Año Nuevo de 2001 y 2003, que fueron calificados como de los mejores en la historia del famoso concierto. Su grabación de la Pasión según San Mateo, de 2001, ganó el Grammy y es otro de los hitos musicales de Harnoncourt.
Descansa en paz Harnoncourt, que la tierra te sea leve. Tu legado queda vivo entre nosotros. Ahora mismo estoy escuchando tu grabación del arreglo que Mozart hizo de un oratorio de Handel, el Alexanderfest, con un aria y coro dedicados a Baco, con otros timbales memorables. Suenen en tu memoria las trompetas y timbales de la eternidad. Agur Nikolaus Harnoncourt, siempre te recordaré como el artista de lo auténtico.