Ayer ya me referí a las dos emociones encontradas que se vivieron durante toda la jornada tras la excarcelación de Arnaldo Otegi. Una, la mayoritaria, la de la gente que estamos harta de que algunos piensen que aquí vale todo, por la liberación de un luchador, militante y político; la otra, la de esa gente que, ante la salida de una persona, no cualquiera, está claro, que ha cumplido íntegramente su injusta condena, viven esta situación con amargura, odio y querencia a un pasado que, desgraciadamente, más allá del sufrimiento vivido, han aprovechado y aún hoy siguen empeñados en aprovechar para sacar réditos políticos. Intento vivir con empatía su sufrimiento, es algo que en un momento u otro todos y todas tendremos que hacer. Cada cual desde su propia vivencia de ese sufrimiento que hemos vivido y seguimos viviendo en esta tierra. Este recorrido hacia la empatía es un camino que haremos de forma personal cada una de nosotras y nosotros, pero que tiene un camino que de forma colectiva vamos a tener que emprender. En ello estamos algunos y algunas, pese a las dificultades, a los obstáculos que hay quien sigue empeñado en poner continuamente y al freno que algunos, conscientemente, han metido desde hace tiempo.
Hoy nos hemos levantado con una noticia recogida en el Diario de Navarra, que ha pasado de ser vocero del Régimen a ser portavoz de un posicionamiento inmovilista ante cualquier movimiento, social, cultural y político, que se viva en Iruñea, en Nafarroa o en cualquier pueblo navarro. La noticia se hace eco de una fotografía, realizada por mí, en la que se ve al equipo de concejales de EH Bildu en el Ayuntamiento iruindarra, junto al Alcalde Joseba Asiron, siguiendo en directo la salida de Arnaldo. Es una fotografía que no es más que el reflejo de lo que ayer se vivió en muchos lugares. Alegría y emoción y tras esos tres minutos, vuelta al trabajo, porque hay que seguir sacando todos los proyectos de ilusión y cambio adelante. Pues bien, esa es la fotografía que han sacado en ese periódico, porque parece ser que quieren utilizar cualquier cosa para romper el gobierno municipal del cambio, sin darse cuenta que esa fotografía es la anécdota de una ilusión que cada vez coge más fuerza en esta ciudad.
La noticia en cuestión, naturalmente, ha sido tergiversada convenientemente. Yo no sé para que utilizaban el despacho del Alcalde el resto de primeros ediles que han pasado por Iruñea, pero Joseba Asiron y su equipo lo utilizan para trabajar, para reunirse, para debatir y para contrastar los diferentes proyectos que están en marcha. Lo digo porque parece ser que les extraña que Asiron y sus concejales estén en el despacho del Alcalde. A saber para qué lo utilizaban antes. Después se lanzan a decir que la gente me empezó a responder a través de Twitter, cuando en realidad solo me respondieron dos concejales de UPN. Caballero para sacar el ronronete de ETA, ETA, ETA, ETA, y Alonso para responder, algo que, por lo visto, le parece indignante, que es la emoción sentida ayer por la liberación de Otegi, que él, en su ridiculez, se empeña en poner Otegui, como si eso cambiase su persona y su perfil político. Le respondí que no se amargase, que respirase tranquilo, le daba la bienvenida a Otegi y ponía el hastagh #sonreíd, que es algo que esta gente ha olvidado hacer. Me respondió que seguramente amargura fue la que sintió Luis Abaitua que estuvo diez días secuestrado en 1979. Y no dudo la amargura que sintió, pero lo que yo le contesté a Alonso y el Diario de Navarra ha ocultado deliberadamente es que en este país amarguras ha habido y hay muchas, pero que algunos miramos al futuro y queremos la paz. Porque ese y no otro es el fondo de la cuestión. Desgraciadamente aquí todavía hay gente que se empeña en mirar hacia atrás y seguir estirando el chicle con tal de seguir buscando réditos políticos. Triste es eso, desde luego, pero yo soy de los que sigue empeñado, como muchísima gente, en trabajar y aportar en lo que pueda para que sigamos avanzando en derechos y en reconciliación, por mucho que otros, de manera calculada, sigan poniendo el freno y mirando hacia atrás.