Nos hemos levantado hoy con una triste noticia, que, sin duda, tiene unas consecuencias reales en la situación cultural de Iruñea. El próximo día 3 de marzo, los históricos Cines Carlos III cerrarán definitivamente sus puertas, dejando al centro de la ciudad sin ninguna sala de cine y a la ciudad con menos posibilidades culturales. No hace tantos años Iruñea tenía diferentes cines en el centro de la ciudad. Ahí estaban los Príncipe de Viana, el Avenida o los cines Olite. mucho más atrás en el tiempo hubo otros cines, como el Alcazar, hoy en día vacío y testigo de la decrepitud, el Champagnat en el antiguo colegio de los Maristas y otros más en diferentes barrios como Donibane, Ensanche, Arrosadia y Txantrea. A día de hoy, tras el cierre de los Carlos III, quedan solamente los cines Golem en el barrio de Donibane como única presencia en la ciudad de salas de cine.
- La primera consecuencia, por lo tanto, es que muchas personas que quieran ir al cine a ver una película tendrán que utilizar el transporte público o el auto privado para ir a Donibane en el mejor de los casos o a un centro comercial, generalmente. ¿Cuántas personas mayores que iban a los cines Carlos III dejarán de hacerlo? Muchas. Demasiadas, seguramente.
- La segunda consecuencia más directa es que el modelo de ocio sigue desplazándose a las afueras de la ciudad unido a un modelo comercial y económico que vacía las ciudades. ¿Qué será lo próximo que veamos en el espacio que ocupan actualmente los Carlos III? ¿Qué gran marca ocupará el local?
- Como tercera consecuencia hay que señalar la desaparición de un espacio, privado en este caso, para otros usos, como conferencias, charlas y jornadas, en una ciudad en la que siguen faltando lugares para que la ciudadanía pueda seguir realizando sus actividades.
Las devastadoras políticas culturales en las que se grava con altos impuestos la cultura, como un 21% en el IVA, a cualquier elemento cultural (cine, teatro, literatura, etc) han sido, entre otras, las causantes de este cambio de modelo cultural, un modelo que, siempre, está unido al dinero. Para ir al cine, al teatro, a un concierto o comprar un libro hay que pagar y encima hay que hacerlo con un impuesto del 21%. Esto ha ocasionado que las salas de cine hayan ido vaciándose, primero, y desapareciendo, después. Que las salas de conciertos y auditorios ofrezcan programas con unas entradas desorbitantes, que comprar un libro sea un artículo de lujo y que el teatro haya, prácticamente, desaparecido. Estas son las consecuencias de una política cultural hecha desde la élite económica de mentes grises que prefieren un pueblo aborregado con la televisión que una sociedad libre pensadora. Pero no solamente tiene consecuencias devastadoras para el desarrollo y «consumo» (no me gusta mucho este concepto para hablar de cultura) de actividades culturales, si no que tiene una incidencia gravísima en la propia creación cultural. Hoy en día hay que pensárselo muy mucho para dedicar tu tiempo a crear y desarrollar dinámicas intelectuales. A día de hoy la creación y el pensamiento salen muy caros y no están al alcance de cualquiera.
Los gobernantes no van al cine, no pisan una biblioteca, no saben qué es una galería de arte, no acuden a una sala de conciertos, no conocen un teatro y lo que es peor, no salen a la calle. Son el mejor ejemplo de una sociedad cada vez más ignorante y creen que así pueden controlar mejor a esta sociedad. No se dan cuenta que el desarrollo de cualquier lugar, en cualquiera de sus aspectos sociales, económicos o intelectuales, va unido, absolutamente, a la buena salud cultural de ese pueblo.
Un cine menos es menos cultura, menos desarrollo y más color gris.
El iva afecta por igual al cine del centro que al de la morea…
Por tanto menos echar la culpa al gobierno o al «modelo económico». Si cierra el cine es por que la gente no iba, tan sencilo como eso.
Y que conste que a mi tambien me fastidia, porque yo iba a saide normalmente.
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Yo no solo he echado la culpa al IVA, que sí. También a la desastrosa política cultural del gobierno, a la falta de apoyo en todos los sentidos a la creación, al arte y a la cultura en general y desde luego a este sistema económico en el que prevalece el negocio de las multinacionales que los proyectos de las personas. Para que la gente vaya al cine o a cualquier lugar hay que incentivarlo. Y sí, el de la Morea también está afectado por el IVA, pero resulta que ese modelo de cine, el que está en los centros comerciales es el que se está incentivando en estos momentos. Y eso, aparte del problema concreto de lo caro que es el cine, es un problema en un modelo de ciudad que yo no comparto en absoluto.
Y a esos gobiernos ignorantes, anticulturales y que fomentan el borreguismo les echaré la culpa siempre que pueda. Solo hace falta mirar en Estados vecinos, como el Estado francés o cualquier otro y verás la diferencia de asistencia y uso de cines, teatros, bibliotecas, salas de arte y auditorios que hay entre esos lugares y este en el que vivimos. Así que, sin duda, los gobiernos que hemos tenido que soportar tienen gran parte de la culpa de lo que ha ocurrido.
Un saludo, Maduro.
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