UPN ya ha elegido cuál va a ser su próxima batalla para hacer de ella un problema inventado. En esta ocasión, a finales de febrero, y viendo que sus movilizaciones contra las Escuelas Infantiles han tenido poco eco (más allá de sus medios afines, sobre todo más allá del Ebro), han decidido que son ellos y solo ellos los que tienen que tirar el Txupinazo de los Sanfermines de este año.
Ellos, que decidieron excluir sistemáticamente a parte de la representación municipal cada vez que le tocaba (la última en el año 2014, cuando le tocaba tirarlo al grupo municipal de Bildu), ahora dicen que la tradición hay que respetarla. Y ellos por tradición entienden la decisión de que sean únicamente los grupos municipales los que puedan lanzar el txupinazo. No se han enterado, todavía, que la mayoría municipal y la mayoría social y ciudadana quiere otro sistema para elegir a quien deba tirar el txupinazo. No se quieren enterar que ya no depende de sus decisiones excluyentes y partidistas nada de lo que se vaya a hacer en el Ayuntamiento. Por mucho que vayan de alcaldicos, porque Alcalde ya hay uno y es el elegido por la mayoría del Pleno, no son capaces de entender que ahora es la sociedad y las vecinas y vecinos de Iruñea quienes van a decidir, de una u otra manera, quien será la persona o colectivo que lance el txupinazo.
Pero que nadie tenga ninguna duda. Van a hacer batalla de esto, una batalla que social y mediaticamente la saben perdedora. Pero ellos con tal de hacer ruido y que se puedan escuchar sus pataletas van a seguir haciendo el ridículo. Rápidamente saldrán sus bufones por las redes sociales a defender lo indefendible. Este año no habrá nadie en representación de UPN lanzando el txupinazo de los Sanfermines 2016. No sé quién será la persona que lo haga, ni en nombre de quién lo lanzará, pero lo que sí tengo seguro es que será alguien que haya sido elegida para hacerlo de una manera bastante más democrática que el simple hecho de contar con un privilegio por ser concejal. Esta ciudad, Iruñea, Pamplona, decidió en mayo de 2015 que el momento de los privilegios había terminado y que había llegado el tiempo del protagonismo ciudadano.
En 1936 decidieron sustraer el honor de tirar el txupinazo al pueblo, representado en el trabajador municipal Juan Etxepare. Lo sustrajeron fusilándolo. El año pasado quedó claro: ha llegado el momento de devolver ese honor al pueblo. Ni UPN, ni nadie, van a poder quitárselo otra vez.