Es desde luego, y con mucho, la escena que más me gusta de Orgullo y prejuicio, la película de 2005 protagonizada por Keira Knightley, en el papel de Elizabeth y Matthew Macfadyen, en el de Darcy y dirigida por Joe Wright. No es, para nada, la mejor versión que existe sobre la obra de Jane Austen y no lo es porque en una película de dos horas no se puede resumir una obra de más de 400 páginas con la cantidad de matices que están presentes en todos y cada uno de los 61 capítulos de que consta la novela. No lo es porque la puesta en escena de la obra está pensada para la gran pantalla y, sobre todo, para el gran público, con todo lo que esto supone. Y con esto no quiero decir que el gran público sea-seamos poco exigentes sino que es-somos el gran público porque mayoritariamente va-vamos a ver un tipo de películas. Por cierto la fotografía es extraordinaria y las casas, mansiones y palacios que aparecen en la película dignas de visitar.
Es también, sin lugar a dudas, una de las partes del libro con las que más disfrute, un diálogo ingenioso (recortado sustancialmente en la película) que cuando lo leí en su momento me maravilló. Dos personas que a todas luces no solo no se caen bien, si no que, en principio, hasta se repelen, por uso de las costumbres imperantes en la “buena” sociedad inglesa de principios del XIX bailan una contradanza típica de esa época. La música que aparece en esta escena es una deliciosa versión del Rondeau de la Suite Abdelazer, Z570, de Henry Purcell titulada A Postcard to Henry Purcell y compuesta por el ganador del Oscar Dario Marianelli. Si en la obra original este Rondeau es una composición de cámara para cuerda, en la versión de Marianelli comienza con un ensoñador violín solo hasta que a mitad de la partitura suena por detrás la orquesta acompañando la música principal del violín.
La escena comienza con una imagen de las dos filas de hombres y mujeres en sus correctas posiciones en el centro del salón de la mansión. Ligera reverencia de ellas mientras comienzan los primeros compases y primeros pasos de la danza. Es una danza en donde no se pierde de vista la mirada de la pareja y en donde todo (o nada) se dice con la actitud de los bailarines mientras bailan. Delicadeza total. Cercanía de los cuerpos en los giros, contacto a través de las manos (Elizabeth, extrañamente, sin guantes) y de repente la segunda de los Bennet comienza a hablar con su pareja el señor Darcy… haciendo caso omiso a los modales de esa alta sociedad inglesa. El señor Darcy contesta educadamente hasta que le pregunta si normalmente suele hablar mientras baila. La danza continua y hay un momento en donde la pasión se hace imagen en medio de la escena. Una pasión entre dos personas que no quieren tenerla y que les hace olvidar al resto de parejas que bailan en el salón. Casi podemos vislumbrar un beso… que al final no se produce. Una escena delicada y a la vez apasionada como pocas he visto.
En el catálogo de Henry Purcell es bastante común hallar partituras escritas como música incidental para diversas obras de teatro, como la Suite que escribió para la obra Abdelazer o La Venganza del Moro de la escritora Aphra Behn. Por cierto, la escritora tiene el honor de ser la primera mujer inglesa que se ganó la vida con sus novelas, dramas y poesías. Aunque Abdelazer o La Venganza del Moro se había estrenado en 1676, Henry Purcell (1659-1695) compuso la música incidental para una reposición realizada diecinueve años después, el mismo año de su muerte. Consta de una canción y algunos números instrumentales con escasa trascendencia en los programas anuales de conciertos. Sin embargo, entre ellos se encuentra un Rondeau que es conocido con el nombre de Rondeau de Abdelazer, una pieza cuyo estribillo es un tema sobre el que Benjamin Britten (1913-1976) compuso su célebre Variaciones y fuga sobre un tema de Purcell, Op. 34.
Aquí tenéis la versión original de ese famoso Rondeau que es la misma partitura, salvo detalles de la orquestación, que Marianelli utilizó para su música de la película Orgullo y Prejuicio.
Entre las versiones dos de referencia incluidas en sendas ediciones recopilatorias. La primera, el segundo volumen de la Purcell edition, de Warner Classics & Jazz, de 2009, dedicada a las piezas y dirigidas por Sir John Eliot Gardiner. La segunda perteneciente a la caja dedicada a la música para teatro de Purcell y dirigida por Christopher Hogwood para el sello Decca Music en 1990.