Viernes y qué mejor que recordar una de esas películas que marcaron mi, entonces, recién estrenada juventud. En esas estábamos cuando descubrí una película francesa, creo que la vi en los Golem Yamaguchi, y en ese momento me enamoré de una música, cuanto menos, desconocida para mí hasta entonces. Un instrumento que no conocía, la viola de gamba, una música extrañamente pura y pasional, un músico que desde entonces no he abandonado y un actor que estaba en sus mejores momentos. Tous les matins du monde.
Monsieur de Sainte-Colombe, Marin Marais, Jordi Savall y Gérard Depardieu. Todos ellos dirigidos por un maestro del cine francés: Alain Corneau.
Si no la habéis visto, hacedlo. Quizás descubráis algo que no creíais que existiese. Puede ser una época, una música, un actor, una obra, un instrumento, un director, una frase o simplemente un rato estupendo.
La música es la voz de los que no tienen voz, es la voz por la que se expresan los muertos y los que no han nacido, es la expresión de un misterio no sólo humano.