las CUP en la encrucijada (por Asier Blas)

Debido a su interés, me tomo la licencia de tomar prestado un artículo de Asier Blas en Argia sobre el proceso de toma de decisión llevado en el seno de las CUP. En realidad (ya que este blog está escrito en castellano) es una traducción que hicieron del artículo en uno de los comentarios y que el propio autor calificó de muy buena.

Ayer, tras la decisión de las CUP de no apoyar la investidura de Artur Mas, las redes sociales eran un hervidero de opiniones. Lo lamentable es que muchas de esas opiniones era simplistas hasta decir basta. O apoyabas plenamente y sin fisuras la decisión o si no te dedicabas a echar pestes contra ella. La decisión era difícil porque la situación era harto complicada. Yo ya lo dije ayer. Respeto absoluto a la decisión. Mis dudas con la decisión. Mi apoyo absoluto al proceso catalán, que, ya lo dijeron ayer en la rueda de prensa que dieron las CUP, seguirá adelante independientemente de lo que pase a partir de ahora.

tots junts

Esta es la traducción del artículo «CUP bidegurutzean» escrito por Asier Blas para el semanario Argia el pasado 2 de enero:

Como decíamos en otro artículo, uno de los principales retos del independentismo catalán es fortalecer y extender su apoyo, sobre todo si lo que se pretende es llevar a cabo un proceso de secesión unilateral. Un proceso de tales características exige un conflicto de alta intensidad y para hacer frente a ello es imprescindible tener un gran respaldo democrático. La CUP está preparada para llevar la estrategia unilateral hasta el final. Sin embargo, hay indicios para suponer que ciertos sectores de JxS son favorables a promover un proceso unilateral medido y limitado para empujar al Estado a una negociación, con el fin de lograr el derecho a decidir o una adecuación política nueva.
La estrategia de estos sectores es lícita y puede que además sea la más pragmática y eficaz, sobre todo si se pretende evitar el alto grado de conflicto que supondría un proceso radical de unilateralidad. Por esta razón, antes y después de las elecciones plebiscitarias algunos sectores de JxS no se han mostrado tan preocupados como la CUP por la mayoría que obtenía el independentismo. Por otro lado, es cierto que muchas voces de JxS han dejado clara su postura a favor de iniciar un proceso de desconexión y de conseguir mayores apoyos a través del proceso constituyente. La actitud de estos últimos es más cercana a la de la CUP. La decisión que tome el independentismo radical, sea cual sea, tendrá la voluntad de ayudar al proceso de secesión. Otra cuestión es acertar, ya que no es fácil.
Entrando en materia, ¿qué sector se puede atraer para extender el proceso a favor de la independencia? Unió y Catalunya en Comú (Podem, ICV, EUiA). En las últimas dos elecciones se ha visto claramente que la aportación a nivel cuantitativo que puede hacer Unió es muy pequeña, y a nivel parlamentario es cero, de modo que la llave para conseguir el mínimo de apoyo necesario en la mayoría de procesos de secesión (dos tercios) es CAT en Comú. En este sector hay favorables a la independencia, a la confederación y, en general, al derecho a decidir. Además, al ser una fuerza de izquierdas, la seducción de sus votantes y sus políticos puede atraer de rebote a los federalistas que puedan quedar todavía en el PSC.
¿Pero cómo atraer al espacio de CAT en Comú a la secesión? No hay recetas mágicas, pero podemos observar cuatro condiciones facilitadoras, dos en Madrid y dos en Barcelona: (1) Que España no ofrezca a Cataluña una adecuación política nueva con reconocimiento directo o indirecto del derecho a decidir; (2) que el gobierno de España y las políticas públicas no giren a la izquierda; (3); que las políticas públicas de un eventual gobierno independentista sean más de izquierdas que las que se hacen en Madrid y que los aspectos sociales tengan especial relevancia en el proceso constituyente; (4) que para hacer efectiva la tercera condición haya que desobedecer a Madrid, de forma que el gobierno independentista obligaría a los defensores de la tercera vía a posicionarse.
¿Y Mas qué pinta en todo esto? Es un gran obstáculo para atraer al sector de CAT en Comú. No hay que olvidar que el gobierno que ha dirigido Artur Mas se podría catalogar entre los más neoliberales del Estado español, si no el campeón de esta liga tan cruel. A menudo hablan del “expolio fiscal” los independentistas catalanes, y aunque esto es relativamente cierto, son las políticas llevadas por la Generalitat las principales culpables de las desigualdades y del reducido gasto social de Cataluña. Dejando a un lado el expolio fiscal, se puede ver claramente la inversión de un gobierno en gasto social, atendiendo al porcentaje que ocupan en los presupuestos generales la salud pública y la educación, y ahí Cataluña sale muy mal parada. Así se explica que la salud pública catalana sea la tercera peor de las diecisiete comunidades autónomas (con un notable retroceso desde la llegada de Mas al poder) y que la educación pública sea de las peores entre los países de la OCDE. El sistema educativo catalán es uno de los más clasistas del Estado español. Por ejemplo, el 24% del gasto total de la Generalitat en la educación no universitaria es para las escuelas privadas (concertadas) cuando en España es el 16% y en la unión Europea el 15%. Por todo ello fueron muchas las protestas en contra del gobierno de Mas antes de iniciarse el proceso de secesión. Hay que recordar que en determinada ocasión Mas llegó al parlamento de Cataluña en helicóptero para no hacer frente a una de ellas.
Por si esto fuera poco, también están sobre la mesa los casos de corrupción de Convergència. Cuando visitaba con mayor frecuencia Cataluña en la década de los 90 todo el mundo conocía estos casos de corrupción. Era sabido, aunque los medios se mantuvieran callados. Pocos movieron un dedo, exceptuando la izquierda radical y el independentismo radical. Estos casos de corrupción tenían un elemento claro de clasismo. En Cataluña hay diferencias de clase a las que no tenemos costumbre el Euskal Herria. Las distancias entre la élite y la mayoría son muy grandes a la hora de influir en el poder. No hablo de los poderes económicos, no. Hay que tener en cuenta que la élite política, desde la izquierda hasta la derecha, la componían gente del mismo perfil: de origen burgués, en diferentes grados. Daba igual el PSUC, ICV, PSC, CiU o ERC (el PP quedaba para la gran burguesía y para los que defendían sus intereses). Eso sí, a cambio se les permitía a algunos xarnegos su propia cuota de poder e, incluso, de corrupción, sobre todo en los ayuntamientos del cinturón rojo del PSC. Pero, en general, el ascensor social estaba bastante estropeado en Cataluña, sobre todo para subir más allá de los pisos intermedios. Al mismo tiempo, la capacidad de influir de los de abajo en las políticas públicas era muy limitada, y a menudo su potencialidad quedaba neutralizada por el eje del conflicto nacional. Lo que quiero decir con esto es que, dejando de lado las diferencias ideológicas, las élites políticas han tenido orígenes similares y había muy poca gente obrera o de clase humilde.
Lo expuesto hasta ahora es todo lo que representa Mas y quien se rebela ante ello es el sector que representa CAT en Comú, pero también la CUP. Como explica Anna Gabriel en este discurso, existe un odio por los años de saqueo y por la deriva neoliberal que ha tomado Cataluña: “(…) genera odio i molt odi (…) Sabem també que hi ha corruptes i perquè no parlem dels corruptors? Aquest empresaris, aquelles grans famílies catalanes, la gent de corbata, la gent del liceu, la gent perfumada, ells fan possible la corrupció, perquè la corrupció no es un accident no es una desviació, la corrupció es el sistema, forma part de la seva columna vertebral (…)”.
Mas es un obstáculo para atraer nuevos sectores de izquierdas al independentismo. Aquellas que tienen dudas o que votaron sí/sí en la consulta del 9N de 2014 (como Ada Colau o Lluís Rabell) se sumarían con mayor facilidad al proceso con otro presidente en la Generalitat. Esto es una realidad empírica, el CIS posterior a las últimas elecciones al Parlamento de Cataluña explica claramente cómo un porcentaje importante de los votos que consiguió la CUP venían de ICV/EUiA. De la misma forma que vinieron se fueron en las españolas a Cataluña en Comú. Esta claro, para atar ese voto al independentismo Mas es un obstáculo.
Por otro lado, como he defendido en otras ocasiones, Mas me parece un político excepcional. Tiene una gran habilidad para la comunicación política y me parece un líder inmejorable para vender la independencia en el mundo. Ademas, mirando el panorama político catalán no veo claro otra figura de su tamaño. Llegado el momento de desobedecer, se le podría nombrar Conseller en cap asumiendo las competencias del ministerio de asuntos exteriores, que no consejería. Cabe recordar que el presidente autonómico de La Rioja dejó su cargo porque así se lo pidió Ciudadanos al PP, de manera que el PP ha mantenido la presidencia pero a cambio ha tenido que cambiar de presidente. Por el contrario, JxS ni si quiera ha hecho una reflexión sobre este asunto. Encontrar otro sitio de relevancia para Mas no podía ser tan difícil, así habría sido posible mantener a Convergència atada al proceso y se podría haber tendido la mano a nuevos sectores de la izquierda.
Además del personalismo, hay otra razón más importante para mantener a Mas como Presidente. Mas simboliza y afianza lo que era Convergència y si no lidera, el apoyo de este sector al proceso estaría en riesgo y al menos una parte de éste podría abandonar el barco. No tengo dudas de que esa parte es cuantitativamente mucho menor de lo que supone Catalunya en Comú, la cuestión es que cualitativamente tiene mayor peso. ¿Por qué? Porque entre ellos hay gente de clase alta y del mundo de la empresa. Estamos en lo de siempre, todas las personas no valen lo mismo. Es más, Vicent Partal ha dicho claramente que si el proceso gira a la izquierda la unión Europea se asustará y claro, contra esa posibilidad mantener a Mas es una buena opción. Esto es un duro hecho, nos podrá gustar más o menos, pero prefiero explicar las cosas claramente. Entiendo bien este argumento, bastante bien además, son los argumentos de la geopolítica y del capitalismo neoliberal.
La CUP está en esta encrucijada. Hacer una apuesta de verdad por conseguir los apoyos necesarios para llevar adelante un proceso de secesión y poner el liderazgo en manos de las fuerzas de izquierdas, a sabiendas de que el recorrido de ese proyecto tiene muchas incógnitas y está por coger forma, o abrir el camino al proceso más definido dirigido hoy en día por Mas y ver hasta dónde llega, hasta que estalle por sus propias contradicciones. No es una decisión fácil. Diría que tiene un menor grado de riesgo apoyar a Mas, es más conservador al tener ya un compromiso concreto entre manos, es más limitado pero puede abrir camino. La otra opción, la de ir a nuevas elecciones, abre nuevas posibilidades políticas pero también entraña mayores riesgos. Facilitar la investidura de Mas es un envido, ir a otras elecciones es un órdago, y ahí con un sólo movimiento se puede ganar o perder la partida. Es difícil decidir y más todavía acertar. En estas ocasiones es mejor no tener opciones para decidir y que de alguna manera sean las circunstancias las que tomen la decisión, pero esta vez se le ha dado a la CUP la posibilidad de elegir y tendrá que hacerlo sin titubeos.

Publicado por Daniel

Ciudadano en alerta de un planeta que estamos aniquilando, en búsqueda permanente, enamorado de la escucha y del inmenso silencio. Todo por escuchar. Lecturas escogidas, siempre.

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