No podía ser de otra manera. Esta semana tocaba algo relacionado con la Navidad. Películas relacionadas con la Navidad hay unas cuantas, algunas bastante buenas, otras menos, pero dándole vueltas a la música clásica de Navidad utilizada en películas la cosa no estaba tan fácil. Que yo sepa nadie ha utilizado alguna parte del Oratorio de Navidad de Johann Sebastian Bach, que para mi es de las mejores músicas clásicas relacionadas con este tiempo. En cuanto al Mesias de Handel (que propiamente no es una música de Navidad, aunque sí interpretada en estas fechas), no me entusiasmaba ninguna de las posibilidades y si la posibilidad era El cascanueces, de Tchaikovsky, más allá de películas que contaban la historia de ese ballet, tampoco me gustaba ninguna de las candidatas. En fin, que resulta que en una de las películas más navideñas de todos los tiempos, en la escena final, se canta un villancico que resulta que está basado en una obra clásica. Os lo cuento.
La escena final, tierna con un gran peligro de llegar hasta el empalagamiento, es la de la película de 1943, dirigida por Frank Capra, ¡Qué bello es vivir!, protagonizada por James Stewart y Donna Reed. La película cuenta la historia de un buen hombre llamado George Bailey que en su vida no ha tenido nunca demasiada fortuna por anteponer lo correcto a sus propios intereses. Una vida llena de infortunios personales por hacer bien las cosas que desemboca en el día de Nochebuena cuando, por la mala suerte, pierde una gran cantidad de dinero que lo lleva a la desesperación hasta el punto de querer lanzarse al río. Pero resulta que un anciano cae al agua antes que él y, naturalmente, se lanza a salvarlo, sin saber que el viejo es su ángel de la guarda. George le dice que le hubiese gustado no nacer y el ángel le concede tener la visión de cómo sería la vida si esto hubiese sido así. Termina la visión y decide volver a casa, a pesar de su mala suerte, deseando feliz Navidad a todo quisqui. Pero allí se encuentra con la sorpresa de que su vecindario y amistades han hecho una colecta para el infortunio económico. En la casa, alrededor del árbol, cantan un famoso villancico de tierras anglosajonas que es la música de la que hablaremos después. Termina la película con otra famosa canción de origen escocés, Auld Lang Syne, que se canta para recibir el nuevo año. Esta es la escena (desde que se termina la visión):
El villancico en cuestión es Hark the Herald Angels Sing y utiliza la música de una cantata de Felix Mendelssohn. Vamos a ver. A principio de 1840 y para conmemorar el 4º centenario de Johannes Gutenberg, inventor de la imprenta, el compositor Mendelssohn elaboró una cantata conmemorativa titulada Festgesang zur Eröffnung der am ersten Tage der vierten Säkularfeier der Erfindung der Buchdruckerkunst y que significa algo así como «Cantata festiva para la apertura del cuarto centenario de la invención de la imprenta«. Esta cantata (que no hay que confundir con otras dos composiciones del compositor tituladas también Festgesang) fue interpretada por primera vez en la plaza del mercado de Leipzig el 24 de junio de 1840. La pieza fue escrita para coro masculino, dos orquestas de metales y timbales (para que se oyese bien en la plaza), y consta de cuatro partes, la primera y la última sobre la base de corales luteranos ya conocidos. La segunda parte, “Vaterland, in deinen Gauen”, con letra de Adolf Eduard Proelss es la que, posteriormente, fue adaptada como villancico de la Iglesia anglicana con letra del pastor y poeta inglés, Charles Wesley. Por cierto, la letra del villancico es de un himno cien años más antiguo que la melodía de la obra, ya que fue escrito en 1739.
Me ha sido imposible encontrar vídeo de la obra original de Mendelssohn, ni tampoco grabación de audio. Así que os dejo con la interpretación de los King’s College de Cambridge, que es muy británico y ad hoc para la ocasión. Un abrazo y nos leemos y escuchamos el año que viene.
En cuanto a grabaciones de la obra ya en forma de villancico hay muchas. Yo os recomiendo dos, la primera con un extraordinario coro, The Sixteen, dirigidos por Harry Christophers y la segunda un álbum navideño dirigido por el genial Herbert von Karajan e interpretado por la soprano Leontyne Price.