No es nuevo el mensaje que encierra el título de esta entrada. No, no lo es. Pero es como si lo fuese, porque desgraciadamente se nos olvida con mucha facilidad. A veces nos empeñamos en querer cambiar grandes cosas sin trabajar por cambiar las más cercanas. Queremos la paz y la harmonía en el mundo mientras utilizamos cualquier excusa para discutir con los más cercanos. Abogamos por cuidar el medioambiente mundial y a la vez no cuidamos nuestra propia tierra. Queremos un reparto más equitativo de la riqueza y mientras tanto caemos en la rueda del consumo.
Solo hay una manera de poder cambiar el mundo y es la de practicar la compasión contigo mismo, contigo misma y con los demás. El altruismo, el amor y la compasión son beneficiosos para quien los practica, pero también para los que están al lado nuestra. Si somos felices haremos felices a los demás.
Esta es la maravillosa enseñanza que el monje Matthieu Ricard nos ofrece en el siguiente vídeo: