en bici

Casi todas las mañanas cojo la bici para ir al trabajo que, por otra parte, no está muy lejos de mi domicilio. Poder ir en bici todas las mañanas me ofrece, o mejor dicho, me ofrecía uno de los pocos momentos de tranquilidad y consciencia de todo el día. Siempre he dicho que no hay más que ver la actitud y la cara de las personas a las ocho de la mañana y observar las diferencias entre quienes van andando, en coche o en bici. En la mayoría de los casos quienes van en coche suelen tener una cara preocupada, o enfadada o tensionada y en demasiadas ocasiones la actitud de estas personas es violenta, nerviosa y enfadada. Quienes van andando van a lo suyo, sumidas en los miles de pensamientos que ocasiona nuestra mente o preocupándose por lo que tiene que hacer ese día o lo que hizo el día anterior, cuando no pensando en que dentro de unos meses disfrutarán de unas vacaciones. Esta gente va, vamos muchas veces, pasando por la calle sin ser conscientes de lo que ocurre a nuestro alrededor. Por otro lado quienes van en bici suelen tener la cara más relajada, sonriente en muchas ocasiones, observando. En muchísimas ocasiones me he sorprendido silbando o cantando mientras transcurría por una calle en bici.

La cuestión es que, para mi, andar en bici es un acto simple de meditación y consciencia plena. ¿Por qué digo esto? Porque para andar bien en bici tenemos que poner todos nuestros sentidos y consciencia en el hecho que realizamos, esto es, andar en bici. Es quizás uno de los escasos actos conscientes que realizan o realizamos la mayoría de las personas cuando cogemos la bici. Y lo hacemos de manera natural.

¿Y cuál es la diferencia con coger el coche o ir andando? La gran, grandísima diferencia, es que andando en bici estamos ahí, es decir, estamos en la calle, observando desde ahí mismo, sintiendo la calle, lo que ahí ocurre, el estado de la temperatura, etc. Somos mucho más conscientes de la ciudad o del lugar por donde transcurridos. Estamos y somos en la calle. Cuando circulamos en un coche vamos dentro de un armazón que nos impide estar y ser en el lugar. Vemos la realidad desde una ventana. No estamos plenamente en ella.

¿Qué os parece esta reflexión? ¿Alguna vez habíais pensado algo así?

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Publicado por Daniel

Ciudadano en alerta de un planeta que estamos aniquilando, en búsqueda permanente, enamorado de la escucha y del inmenso silencio. Todo por escuchar. Lecturas escogidas, siempre.

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4 comentarios

  1. Sí. He pensado puchas veces en este punto en el que reflexionas. Precisamente no con relación a la bicicleta pero en momentos y circunstancias diferentes y en concreto conduciendo. Hace algunos años
    (dieciocho) tuve un accidente de tráfico. Por suerte no hubo victimas que lamentar. Desde entonces te aseguro que mi actitud al volante cambió radicalmente y cada vez que debo conducir (aunque lo evito por todos los medios posibles) aplico todos los sentidos que tengo y mi capacidad de concentración al máximo. También cuando camino. En realidad desde que practico Zen soy mucho más consciente de todos mis actos. Un saludo.

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    1. Ese es el objetivo de la meditación en general. Ser más consciente en todos los momentos del día.

      Pero sigo pensando que en el hecho concreto de andar en bicicleta la meditación y la consciencia del momento salen, o por lo menos a mi me sale, de manera natural. Lo cual quiere decir que tenemos la capacidad de meditar y ser conscientes de manera natural… Solo falta recuperarla (en la mayoría de los casos), ejercitarla y practicarla.

      Un abrazo

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  2. Tienes razón, para mí andar en bici es algo que me relaja, sentir la superficie bajo de ti, es una sensación bastante relajante, y si le agregamos los beneficios para la salud, pues qué mejor. Saludos.

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